sábado, 25 de diciembre de 2010

las Navidades del Grinch #1: los fuegos artificiales

Se emocionaron tanto con los fuegos artificiales que casi se olvidan de decir "Feliz Navidad"  a las doce. Empezaron con los cohetes a las doce menos cuarto y terminaron y cuarenta y cinco. Muy lindo todo pero cuando te diste cuenta que tenías que empezar a saludar a la gente te percataste que además de que nadie está muy motivado para el saludo (que solo significa un abrazo seguido de un Feliz Navidad) se suma el hecho de que no sé como todos los autos quedaron entre vos y los tuyos. Saludaste primero al tío del sobrino del primo de tu tío que a tu propio padre y todo porque para llegar hasta él había que sortear demasiados obstáculos. Y uno mira los fuegos artificiales un rato y dice que bonito hasta que el que bonito se transforma en cuando terminan. Parece que se reproducieran. Y hay gente que no está ahí. Tenés la esperanza que estén haciendo algo mágico, mejor. Que sean de los vivos y vos ya estás por armarles el monumento cuando te das cuenta que en realidad solo están en la cocina lavando vasos para no sé, hacerse los pobrecitos. Ni idea como encaja esta idea de pobrecito, para mí no sos más que un pelotudo si preferís pasar tus primeros minutos de Navidad lavando vasos sin necesidad alguna en vez de deseandole lo mejor a los tuyos.
También se olvidaron de la champagne. No hubo brindis a las doce. Solo había si tanto vos como el otro tenían una birra en la mano, pero a estas alturas esa gente no era tanta y tampoco estoy segura de que brindar con cerveza sea el idea de la buena suerte y etc. 
Entonces así recibimos la Navidad, olvidándonos de saludarnos y con intenciones de sobriedad.

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