Este año el Grinch descubrió que ya no le gustan las Navidades. Es como que a esta altura de su vida el Grinch se dio cuenta que siempre espera demasiado de una fiesta que siempre lo va a desilusionar. Dice que es culpa de sus padres porque es lo más rebelde en lo que pudo pensar y porque cuando no era más que un niño le hicieron creer que era un momento especial y siempre trataron de que lo fuera. Siempre tenía regalos envueltos en el arbolito a las doce, se reunía con la familia y comían asado y ensaladas. A medianoche se felicitaban y alguien tiraba cohetes.
Pero bueno, desde que el Grinch descubrió que Papá Noel es más humano de lo que parece, las Navidades ya no son tan divertidas. Ahora el Grinch, horas antes de Navidad , busca desesperado por su casa objetos con etiqueta que puedan pasar por nuevos para envolver y autoregalarse. El año que el Grinch olvidó de hacer esto, no recibió ningún regalo pero no lloró ni se sorprendió. Decidió que era la vida, pero que no quería que sucediera de nuevo.
Ya no comen más asado. Resulta que es muy caro, dicen que el que compra un cacho de fiambre hoy se come hasta el piolín... No es práctico. Hay que lavar muchos platos, que sé yo... Y bueno... ahora se celebra con una mesa fría, solo las ensaladas sobrevivieron. Ahora que dejaron de comprar chasquibum y bengalas el tema de los fuegos artificiales no es lo que supo ser...
Ya no comen más asado. Resulta que es muy caro, dicen que el que compra un cacho de fiambre hoy se come hasta el piolín... No es práctico. Hay que lavar muchos platos, que sé yo... Y bueno... ahora se celebra con una mesa fría, solo las ensaladas sobrevivieron. Ahora que dejaron de comprar chasquibum y bengalas el tema de los fuegos artificiales no es lo que supo ser...
Hoy en día el Grinch no puede decir más que una cosa acerca de la Navidad: solo quiere que termine.