Casi todos tenemos el instinto asesino en nosotros. Está ahí latente esperando que alguien lo active, haciendo que uno desee no tener un cuchillo afilado demasiado cerca porque no responde de sí.
Pero resulta que hay gente que no tiene el instinto asesino desarrollado. Son pocos, muy pocos. Y uno al conocerlos, todos paz y amor, cero stress se empieza a sentir un poco descolocado. Su sonrisa inmutable provoca que pienses más de uno, dos o tres escenarios de cómo sería su muerte violenta. Y ahí salta la ficha. Lo que pasa realmente no es que son tan delicados, generosos, comprensivos y vos una malhumorada del orto. Lo que pasa finalmente es que si ellos desarrollaran su instinto asesino al igual que vos, lo primero que harían sería cometer un suicidio.
He dicho!
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