Lou tiene un problema. No sabe cómo solucionarlo y es bastante angustiante. No puede vivir con esta incertidumbre. Ella siempre se preguntó que significaba dar un toque y recibir uno. Nunca se atrevió experimentar porque como ya lo había mencionado ella en alguna oportunidad no entendía su significado.
Un día se armó de coraje y envió un toque. La persona a la que le envió el toque al tiempo se lo devolvió como un tema de reciprocidad si se puede decir. Y Lou se lo devuelve a quien se lo devolvió. Y así está Lou, jugando a la pasadita con el toque sin todavía entender para qué sirve ni qué significa.
¿Un toque es como tocarse virtualmente? ¿Tocarse qué virtualmente? ¿Un toque es una demostración de cariño? ¿Te abre las puertas del paraíso?
Lou no entiende y está aturdida pero se percató que nunca va a entender así que respira hondo y trata de olvidar que érase una vez un toque.
Lou confiesa que si le vuelven a devolver el toque es posible que ella haga lo mismo, es algo así como la historia sin fin o las cadenas que reclaman que se la reenvíes a quién te la envió.