Los otros días me vino a la mente una buena anécdota de la infancia. Yo tendría unos diez años y nos encontrábamos toda la familia unida en París. Volvíamos de subir la Torre Eiffel, estábamos esperando el metro que no llegaba viendo como los policías con perros desalojaban el lugar. Mi madre le dijo a mi padre que fuera a preguntarle a unos señores que estaban a unos metros de nosotros, en la misma situación parecía a qué hora pasaba el último metro. Y ahí fue mi padre, que con suerte habla español.
- ¿A qué hora pasa el último metro? preguntó como si fuera normal hablar español en París.
Pero tal vez lo más divertido fue la respuesta que recibió.
- I don't speak French. asumo que español tampoco.
Y cuando mi padre volvió hacia dónde estábamos nosostros y nos comunicó la (falta) de información que recibió, no pudimos más que reírnos por un buen rato.
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